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viernes, 7 de abril de 2017

Los territorios bioculturales según Ignacio Ramírez*

La Jornada del Campo. Marzo 2017. Los territorios bioculturales según Ignacio Ramírez* Por Armando Bartra. En el número 111 de este suplemento hablé de Ignacio Ramírez y hoy me referiré de nuevo a él con motivo la diversidad biocultural, tema del que El Nigromante se ocupó hace 170 años. La Academia de San Juan de Letrán, fundada en 1836 y que se reunía en el Colegio del que tomó su nombre en torno a escritores como Guillermo Prieto y Andrés Quintana Roo, por dos décadas congregó a literatos del más diverso pelaje político y literario, entre ellos el think tank de Benito Juárez, el núcleo impulsor de las Leyes de Reforma. A poco de creada la agrupación, un joven estrafalario se apersona en una de sus sesiones. Así lo cuenta Guillermo Prieto en un texto que reproduzco ligeramenteabreviado. Una tarde de Academia, después de oscurecer, percibimos al reflejo verdoso de la bujía que nos alumbraba, en el hueco de una puerta, un bulto inmóvil y silencioso que parecía como que esperaba una voz para penetrar en nuestro recinto. Lo vio el señor Quintana y dijo: ¡adelante! Entonces [...] vimos acercarse un personaje envuelto en un copón o barragán desgarrado, con un bosque de cabellos erizos por remate [...] Representaba el aparecido 18 o 20 años. Su tez era oscura, pero con el oscuro de la sombra; sus ojos negros parecían envueltos en una luz amarilla tristísima; parpadeaba seguido y de un modo nervioso; nariz afilada; boca sarcástica [...] el vestido era un prodigio de abandono y descuido; abundaba en rasgones y chirlos, en huelgas y descarríos [...] –¿Qué mandaba usted? –Deseo leer una composición para que ustedes decidan si puedo pertenecer a esta Academia. En el auditorio reinaba un silencio profundo. Ramírez sacó del bolsillo del costado, un puño de papeles de todos tamaños y colores; algunos impresos por un lado, otros en tiras como recortes de moldes de vestido, y avisos de toros o de teatro. Arregló esa baraja y leyó con tono seguro e insolente el título que decía: “No hay Dios”. El estallido inesperado de una bomba, la aparición de un monstruo, el derrumbe estrepitoso del techo no hubiera producido mayor conmoción. Se levantó un clamor rabioso que se disolvió en altercados y disputas. Ramírez veía todo aquello con despreciativa inmovilidad. El señor Iturralde dijo: –Yo no puedo permitir que aquí se lea eso; es un establecimiento de educación. –Pues yo no presido donde hay mordaza, dijo Quintana, levantándose de su asiento [...] –Triste reunión de literatos, exclamó Guevara, la que se convierte en reunión de aduaneros que declaran contrabando el pensamiento [...] –Que hable Ramírez [...] Y Ramírez habló. Habló de “astronomía, matemáticas, zoología, el jeroglífico y la letra, el dios […] Todo sin esfuerzo y empleando el decir fluido de Herodoto o la risa franca y picaresca de Rabelais [...]”. Era el suyo un desbordado y retador discurso unas veces oral y otras escrito, que se prolongaría hasta el día de su muerte y con el que se anticipó a las ideas de su tiempo sacando de quicio a los espíritus pacatos. De sus subversivos planteos, me interesa destacar aquí la re territorialización biocultural que propone para la República Mexicana en el Congreso Constituyente de 1856-1857, de la que hablé por primera vez en el Suplemento antes mencionado. Citaba yo ahí una de las intervenciones del legislador. “¿Qué males nos provienen [...] de que las poblaciones sigan distribuidas del modo en que las encontró el Plan de Ayutla?” Muchos –dice– son los problemas que nos ocasiona “negar la necesidad de una nueva combinación local” que tome en cuenta tanto “las exigencias de la naturaleza” como los “intereses de los pueblos”. Es decir un reordenamiento del territorio nacional sobre bases ecológicas y etnográficas. “Ya tome yo por base los hombres, ya los territorios que habitan [...] descubro que un nueva división territorial es una necesidad imperiosa”. Y el congresista empieza con la dimensión natural. “Los elementos físicos de nuestro suelo se encuentran de tal suerte distribuidos que ellos solos convidan a dividir a la nación en grandes secciones con rasgos característicos muy marcados [...] una nueva división tirada por la naturaleza. Desde las inmediaciones del Istmo hasta la frontera con Estados Unidos, tres fajas, una templada y dos calientes, nos aconsejan el establecimiento de tres series diversas de combinaciones territoriales [...] Sobre las costas del Golfo de México descubro un vasto terreno regado por caudalosos ríos y dilatadas lagunas: la abundancia de agua navegable acerca y confunde sus poblaciones”. Y se pregunta “¿Dónde naturaleza formó un solo pueblo nosotros formaremos fracciones de otros cinco? ¿Por qué conservar a Chihuahua y Durango poblaciones separadas por un peligroso desierto y una sierra intransitable? ¿Y por qué no se establece en el antiguo Anáhuac el Estado de los Valles?”. Las propuestas concretas de Ramírez pueden ser técnicamente discutibles, pero no la idea de una división territorial por cuencas, como ahora se estila. Pero donde se muestra más visionario es en el planteo de una regionalización política del país que reconozca los ámbitos jurisdiccionales de los pueblos originarios. “La división territorial aparece todavía más interesante considerándola con relación a los habitantes de la República”, dice. Y empieza su argumento poniendo en entredicho la idea de que somos un pueblo mestizo. “Entre las muchas ilusiones con que nos alimentamos, una de las no menos funestas es suponer en nuestra patria una población homogénea. Levantemos ese ligero velo de la raza mixta y encontraremos cien naciones que en vano nos esforzaremos hoy por confundirlas en una sola [...] Muchos de estos pueblos conservan las tradiciones de un origen diverso y de una nacionalidad independiente y gloriosa [...] Estas razas conservan aún su nacionalidad protegida por el hogar doméstico y por el idioma [Y de esta manera] conservan la división territorial anterior a la Conquista”. Concluye El Nigromante con una propuesta que, de haberse aprobado, hubiera instaurado en México un orden inédito. “¿Queréis formar una división territorial estable con los elementos que posee la nación? Elevad a los indígenas a la esfera de ciudadanos, dadles una intervención directa en los negocios públicos, pero comenzad dividiéndolos por idiomas. De otro modo no distribuirá vuestra sabiduría sino dos millones de hombres libres y seis de esclavos”. Ramírez no se sacaba las reivindicaciones de la manga. En muchos lugares eran demandas que movilizaban a la población. Así lo reseña el congresista: “Y si nada dice a la comisión lo que llevo expuesto, dirija siquiera sus miradas a la agitación en que se encuentra la República. Cuernavaca y Morelos quieren pertenecer al estado de Guerrero y contra sus votos prevalecen los intereses de un centenar de propietarios feudales. Hace muchos años que el valle de México trabaja por organizarse. La Huasteca ha sufrido un saqueo por haber solicitado su independencia local. Tabasco pide posesión de su territorio presentando títulos legales [...] A todas estas exigencias de los pueblos contestamos: todavía no es tiempo; ¡Ya no es tiempo! nos contestarán los pueblos mañana, si queremos al fin complacer sus deseos para contener los horrores de la anarquía”. El Nigromante no es el único que en el Constituyente critica la gran propiedad agraria y propone entregar tierras a indios y campesinos, lo hacían también Ponciano Arriaga, Castillo Velasco e Isidoro Olvera, entre otros. Pero Ramírez ubica claramente el origen del mal en la impronta que la Conquista y la Colonia le impusieron al territorio mexicano. Y en consecuencia demanda rectificar la injusticia reorganizando espacialmente al país con criterios agroecológicos pero a partir de los ámbitos originarios de sus pueblos. Hoy muchos piden reconocer las jurisdicciones autonómicas de las diferentes etnias, pero Ramírez iba mucho más lejos, pues quería rehacer por completo el mapa político de México desde una lógica decolonial. En ésta perspectiva el cuestionamiento de la gran propiedad ya no remite sólo a su impertinencia económica o a la injusticia social que conlleva, sino también a la violencia histórica con que se impuso; un colonialismo que marcó nuestro orden económico, social y político pero también nuestra geografía. Así lo asume Olvera: “Basta comparar lo que hoy tienen los pueblos con lo que tenían, según la tradición, después de la Conquista, para concluir que ha habido en verdad una escandalosa usurpación”. Las regionalizaciones agroecológicas, étnicas o bioculturales hoy usuales son pertinentes y útiles, pero hay que ir más allá, como lo hacía El Nigromante, atendiendo al origen colonial de nuestro mapa político. La división territorial de México viene de la Conquista, cuando por consideraciones geoestratégicas y para fincar en el espacio la dominación, los invasores establecieron Intendencias y Provincias. Y sobre esa base administrativa colonial se crearon las circunscripciones del México independiente, incluyendo algunas nuevas como Aguascalientes, Morelos, Guerrero y Colima que respondían a situaciones coyunturales. Y siendo arbitraria la división política, fue también simulado nuestro federalismo, pues en lugar de que convinieran en él sujetos estatales autónomos deseosos de articularse, fue decretado por el poder central e impuesto desde arriba a las flamantes entidades federativas. Congreso Constituyente de 1856 y 1857 El resultado fue una delimitación político espacial que, además de arbitraria, resulta inadecuada desde cualquier punto de vista; una división disfuncional que ha conducido a sucesivos intentos de regionalización complementaria o sustitutiva. Algunos tienen un enfoque económico como los de Ángel Bassols Batalla; otros aplican criterios agroecológicos como los de Efraín Hernández Xolocotzi y los de Francisco Quintanar de principios de los años 60’s, que además de elementos morfológicos, hidrológicos, climáticos y agrícolas añade lo que llama “regiones etnográficas”. Por otra parte, con criterios etnográficos, Aguirre Beltrán delimitó las que llamó “regiones de refugio”, ocupadas por pueblos indios, y recientemente la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas definió las regiones que son su materia de trabajo, además de realizar mapeos que ubican prioridades hidrológicas, terrestres, marítimas, de aves… En la misma línea de no redistribuir espacialmente toda la República, sino identificar únicamente algunas áreas pertinentes desde una cierta atalaya, están los territorios bioculturales en cuyo diseño Eckart Boege combina criterios agroecológicos y etnográficos (que no autonómicos pues la cuestión de los territorios históricos de los pueblos originarios le parece “pantanosa e ideológica”). Lastrada por la imposición colonial y después por el patrimonialismo de los grupos locales de poder que durante el siglo XIX crearon territorios para imperar sobre ellos, a nuestra torpe división política se le han sobrepuesto regionalizaciones que persiguen propósitos diversos y aplican distintos criterios. En años recientes ha cobrado fuerza la delimitación de áreas de importancia ambiental para fines de conservación; también las que atienden al poblamiento indígena buscando sustentar derechos autonómicos. Y por último, combinaciones de ambas, como las que definen territorios bioculturales, donde las poblaciones locales autóctonas aparecen como componentes y actores de la diversidad natural y domesticada, siendo ésta el punto de partida. Propuestas sugerentes que sin embargo no incorporan la totalidad del territorio nacional, quizá porque el ambientalismo y el etnicismo son proclives a las perspectivas localistas. Llama entonces la atención que hace 170 años y en espacios refundacionales como el Congreso Constituyente, Ignacio Ramírez sustentara en criterios étnico históricos y agroecológicos –es decir bioculturales– una propuesta de regionalización política que, rebasando la legitima preocupación por los indios y los ecosistemas, apuntaba hacia un revolucionario proyecto de país. Propuesta alternativa que, además de reivindicar a la naturaleza y a los pueblos autóctonos, incorporaba cuestiones clasistas como el reconocimiento de los derechos del trabajo frente al capital, y enfatizaba temas que apenas hoy cobran visibilidad, como los derechos de las mujeres, los niños y los ancianos. De la propuesta de nueva Constitución, Ramírez reclama airado que “se olvida de los derechos más importantes, se olvida de los derechos sociales de la mujer, no piensa en su emancipación y en darle funciones políticas [… Pero] el caso es que muchas desgraciadas son golpeadas por sus maridos [y] los tribunales pasan [esos atropellos] como cosas insignificantes [...] La mujer no es esclava, la mujer es persona, la mujer no es cosa, la mujer tiene derechos que [debe] proteger la ley porque es igual al hombre”. Reclama también que en el proyecto “nada se dice de los derechos de los niños” y recuerda que “algunos códigos antiguos duraron por siglos porque protegían a la mujer, al niño, al anciano [...]”. Derechos que quedarán en el papel en tanto no se reforme el sistema socioeconómico. Dice El Nigromante: “Sabios economistas de la Comisión, en vano proclamareis la soberanía del pueblo mientras privéis a cada jornalero de todo el fruto de su trabajo [...] mientras el trabajador consuma sus fondos bajo la forma de salario y ceda sus rentas con todas las utilidades de la empresa al socio capitalista [...] Así es que el grande, el verdadero problema social es emancipar al jornalero del capitalista”. En consecuencia propone lo que hoy llamaríamos un modelo de desarrollo que en nombre de la equidad social limite la codicia del gran dinero. En cuanto al orden político, su punto de partida es la soberanía popular. Pero la verdadera, la que el pueblo “ejerce con acierto derribando a los tiranos y conquistando la libertad [...] No un orden de cosas que proclamándolo soberano, lo declara imbécil e insensato, quitándole hasta la más remota intervención en los negocios [En un orden así] los intereses del pueblo no influirán en las elecciones, serán dirigidos por los cabecillas de partido, por los intrigantes, por los que piden y prometen empleos [...] De ahí viene que vea con indiferencia las elecciones, pues sabe que su voluntad ha de estrellarse ante un mecanismo embrollado y artificial que huye de la influencia del pueblo porque le tiene miedo [...] Que los ciudadanos son electores no sido hasta ahora más que una vana ilusión, que es tiempo ya de realizar; pero para esto no hay que asustarse ante el pueblo [...]”. El Nigromante confiaba en la gente y nunca le temió al pueblo. ¿De cuántos políticos de hoy podríamos decir lo mismo? *Las citas de Ignacio Ramírez vienen de la Crónica del Congreso Extraordinario Constituyente 1856-1857, integrada por Francisco Zarco, la descripción de su arribo a la Academia de Letrán la tomé de Memorias de mis tiempos, de Guillermo Prieto. opiniones, comentarios y dudas a jornadadelcampo@gmail.com jornadadelcampo La Jornada del Campo la_jornada_del_campo

martes, 4 de abril de 2017

Maize and Indigenous Communities of Oaxaca: Two Victims of Neoliberalism

Artículo publicado en Weaver Thomas, James B. Greenberg, William L. Alexander y Ann Browning-Aken (Eds.) Neoliberalism and Commodity Production in Mexico. University Press of Colorado., Boulder, Colorado, USA. 2012. Chapter 4 Maize and Indigenous Communities of Oaxaca: Two Victims of Neoliberalism Alvaro González Rios. [1] Poverty, Development, and Globalization Since the early 1980s, we have witnessed a massive exodus of both rural and indigenous populations from the Mexican countryside to urban centers and to the United States. Remittances from abroad by 2006 exceeded $23.054,0 million dollars, according to Banco de México, ranking second in foreign currency earnings only to oil revenues. Paradoxically, the depopulation and impoverishment of the Mexican countryside has occurred in a context of government policy that has financed and implemented important programs aimed to modernize Mexico's agricultural sector, in order to make it efficient and competitive in global markets. At the same time, other social programs are supposed to improve the living conditions of vulnerable farmers, especially those in indigenous communities. However, migration and rural poverty continue and the situation does not appear to be changing in the short term. How do we to explain this apparent contradiction? It is clear that if indigenous farmers are leaving their homes because something is not working well: Is this due to the incapacity of the indigenous communities to adapt and to take control of the modernization processes? Is it a product of an erroneous public policy or perhaps the result of a deliberate one? Or is it due to some combination of these variables? While we are speaking of complex social processes whose diversity resist a single explanation, I would argue that these processes can be comprehended if we focus on structural causes, and these are rooted in neoliberal policies, and specifically in The North American Free Trade Agreement (NAFTA). Since the early 1980s, Mexico’s economic and social policies have been shaped by neoliberal doctrines and financial guidelines of institutions like the World Bank and the International Monetary Fund (IMF). Their application in Mexico, and the state of Oaxaca, has led to an increase of the poverty, marginalization, and rural out migration. Since the signing of NAFTA in 1994, which coincided with the indigenous revolt of the Zapatista Army of National Liberation (EZLN) in Chiapas, the Mexican state has worked to create the condition necessary to fulfill the objectives of NAFTA, which in the agricultural sector consists of putting into place a sustained strategy based on four central propositions of neoliberalism: a) Form profitable farms in areas held by smallholders. b) Privatize ejidos allowing rent, sell, lease lands, and to form partnerships with industrial farmers. c) Switch from subsistence to marketable crops. d) Encourage decentralization to facilitates projects and provide services and subsidies to productive sectors, while ignoring poverty. [2] This strategy rests on progressive cuts in public investment in the rural sector, so as to create social conditions needed for external capital to enter. It also rests on creating the legal frameworks needed to guarantee free access to the natural resources held by ejidos and by village communal lands, and creating infrastructure that facilitates the circulation of goods and services. This task has been done well, as some facts illustrate: As Roberto Garduño and Ciro Pérez, 2002.state: In the last 20 years a fall both in brute public expenditures and in the private credit extended to the agricultural sector has occurred. Present expenditures are barely 24 percents of those of 1980... This process has not been a simple fall in the total magnitude of credit and public cost, but one felt differentially by type of cultivated crop, affecting small producers (native-farmers, forest-farmer and fishing artisan) much more than commercial ones oriented toward production for export'. After 1980, public expenditures on this sector reached 35 billion pesos, of a total investment of 39 billion... In 2000, public resources had shrunk to 9 billion, and even if one adds total credit, total investment was only some 19 billion pesos. In any case, beginning with agreements with the international bank, above all with the letter of intent before the IMF, in 1985 the government initiated a process of reduction in price guarantees to producers. The process was accelerated as markets opened, even before NAFTA took affect. [3] The reduction of support for agricultural sector is the result of deliberate policies, and rural poverty has increased as a consequence. The cuts to public expenditures that had previously enabled small holder production were a deliberate decision to discourage small producers and drive them out of agriculture. The general strategy was to make their efforts unprofitable by denying them access to credit and by diminishing infrastructural investment, and by practically abandoning technical training and extension programs. As a result, over the last 30 years Mexico has lost self-sufficiency in production of maize, sugar cane, cotton and timber products, among others; all of which are in great demand and needed in large quantities. The sole beneficiaries are a handful of multinational companies with whom Mexican state has worked in the last decades, culminating in the signing of NAFTA, which demolished its protectionist tendencies, and opened the doors to the total liberalization of commerce and foreign investment in all areas of economic life within Mexico. The drastic fall in prices of an array of once profitable agricultural commodities is due to pressure from the multinational chains on the one hand, and the non-support of agricultural capacity by Mexican authorities on the other. So much so that it is valid to ask ourselves if the discourse of free trade is not simply another way to extract everything from small producers. Such policies have changed the beneficiaries of Mexican agricultural production to multi-nationals that are progressively replacing both the caciques (political bosses) and middlemen who once held power and controlled commodities produced by peasants and smallholders. This is the case with coffee, rubber, henequen (agave), fruit trees, vegetables, grains, forage, etc., all of which are an important part of indigenous and peasant livelihoods. The new masters, the multinational companies, purchase raw materials at ever lower prices, and return modern canned and packaged foods, synthetic fibers and plastic goods that replace the production of traditional craft products. To this they add the sale of agrochemical products, whose high levels of use in the indigenous regions began in the seventies [5]. The decline or disappearance of important areas of production from the economy of indigenous producers represents, not just a true dismantling of the economic base of their communities and ejidos, but as local food consumption has been progressively replaced by industrially produced foods, widely promoted by the mass media in ways that make them appear synonymous with modernization and progress, has also clearly altered their nutrition and health. If we examine existing deficiencies in education, nutrition and health found the countryside; we find a rural panorama dominated by abandoned fields and phantasmagoric towns inhabited by the elderly and by women and children whose only hope is the shipment of money from their relatives abroad. [6] According to Astorga Lira, neoliberalism’s success rests "on the ability … to convince peasants to relinquish their land. The only way this can be accomplished is by impoverishing the rural populace, because otherwise they would be unwilling to sell their land... [And] Unless peasant producers sell their land, the model simply will not work. This is the reason why governmental subsidies supporting small producers were practically eliminated,… force them into debt, and why hunger subsidies have been created; at the same time easy lines of credit have been made available to agribusinesses who want to buy or rent land. The new neo-liberal institutional forms are part of an orchestrated plot to modernize agriculture farming, but, without the farmers." [7] Among the most severe impacts of this process has been the fracturing of the historical pillar of peasant reproduction--maize, by the rural policies implemented since 1995 that have caused its cultivation to stagnate in spite of its great national relevance [8]. 1. Mexican maize and NAFTA According to the agricultural section of NAFTA, Mexico must open its maize market to free competition by progressively reducing import tariff quotas, which simply means that Mexico must improve its production efficiency if it is to compete with external supply. Nevertheless, judging by what has occurred the real goal seems to have been something else. For at least two decades, even before NAFTA, production has seriously declined whether measured in production, land area cultivated, or in falling consumption. A key sign to the withdrawal of official support for maize production is significant reduction in credit granted by Banrural for its cultivation. According to Astorga Lira (1997) “while [the] proportion of maize producers in Banrural investments grew from 23 to 42 percent, loans … fell from 3 billion new pesos in 1980 to 1.5 billion new pesos in 1994. The reduction in credit availability was even more pronounced for maize producers who depend on seasonal rains than it was for those with irrigation systems" [7]. We can add that seasonal producers have been totally excluded from credit since 1994. Production has shrunk due to the adverse relationship between the steadily rising production cost and falling market prices. According to constant prices in 1994, in 1975 one metric ton of maize fetched a price of $1,232 pesos; in 1997 it was already only $571.40. Just between 1990 and 1994, the price fell by 40 percent. We are speaking about an impact on 2.7 million producers that depend directly on maize cultivation. But this is not something fortuitous, or caused by "the free market" in abstract [10], since within the agricultural agreements of NAFTA, maize was made a commercial prerogative of the United States, following the argument that the United States has greater technological and productive capacity, and must defend and protect its agricultural industry. And it is here, then, where we encounter the reason for the national policy of reducing its investment in corn, and, in general, preventing the development of solid national agriculture: the objective all along has been to favor importation of maize from the United States. Under NAFTA's provisions no distinction may be made between local companies and foreign producers, practically guarantees considering the notable difference existing between both countries. Subsidies and support of their respective producers guarantees that competition will favor the interests of the North American agricultural industry. Table 1) Importation of Maize: 1985-1997 Maize importations with some off years grew between 1985 to 1997,based on 1985 baseline data. It is significant to emphasize the growth of private maize importers are filling the space left behind in the market by the policy of reducing the state's role that was pushed hard by president Salinas de Gortari, the promoter of NAFTA. Among other things these data mean is that the nation's food supply, a matter of strategic importance, is being left more and more to the private sector, specifically to multinationals since market tendencies favor the gradual concentration of the importation and distribution of maize into the hands of a few large partnerships that already control to large extent the food industry in Mexico. The biggest beneficiaries are without a doubt North American companies that that are taking advantage of NAFTA's provisions and have flooded Mexico with cheap maize, as the following data illustrate: In the first year of the NAFTA, 2.5 metric tons of maize was imported without tariff payments from the U.S.A. to Mexico. Under NAFTA, Mexico was to expand its import quota of duty free US maize by 3 percent a year for 15 years. Lowering trade barriers, however, did not last the stipulated time. By 1996, maize imports exceeded the quota by more than 3 million tons and all tariffs were discarded. Every year since its implementation, except 1995, maize exports from the U.S.A. have exceeded the NAFTA quota. Mexico lost more than U.S. $2 billion in fiscal income between 1994 and 1998 because it did not collect maize tariffs on imports that exceeded the fixed quota. [11] Trough 2008 the figures show that 751,000 tons. of yellow corn and 49,488 of white where imported from US. Consequently, it is difficult to see how Mexican maize producers could ever compete with the external supply of maize generated by NAFTA. Mexican growers have seen prices, support and subsidies reduced, while the North American and Canadian producers enjoy both enormous support and increased access to the Mexican market. [12] One might think that this would affect only commercial producers that send maize to the market; and not those small producers who plant maize solely to meet their own subsistence needs. The truth is that even for subsistence growers production has become uneconomic because of a number of factors including continuously rising costs of production inputs, the small size of their plots, and their location on marginally productive land, as well as the loss of the necessary manual labor for the cultivation because of increasing out migration. These small holders represent 64 percent of the total Mexico's maize producers. Hubert Carton de Gramont notes that the Mexican government's policy of an open and deregulated economy has polarized the Mexican countryside. Some 15 percent of the producers have the productive capacity to compete within the present economic framework; another 35 percent have productive potential, but depend on support from governmental programs. The remaining 50 percent lack productive potential and the only future for them is to leave the agricultural sector, yet there is no existing or emerging economic national sector that can absorb them. [13] While there are some notable exceptions, this last category contains indigenous maize growers, and, given the absence of effective absorption, their only option has been to abandon their communities and lands, and search for fulfillment as national or international migrants. Faced with this situation, civil and peasant organizations joined the campaign El Campo No Aguanta Más, ("The Countryside Can't Take Anymore") to ask the Fox government to renegotiate NAFTA, demanding that maize be excluded and that imports from the United States cease. Of course, the government has done nothing, except to make declarations to the effect that what was signed is signed. Some analysts of NAFTA argue that restructuring maize agriculture production gave rise to major migratory flows. A comparison of two surveys conducted on ejidos in 1990 and 1994 reveals that migration reduced the average family size (Gordillo et al., 1994, 3.1). This same source showed that migration in 1990 occurs with higher frequency in individuals between 30 and 45 years of age compared to 1994 when it was greater for the group 20 to 30 years of age. Of the 21 percent for individuals between 20 and 25 years had left 54 percent traveled to the United States. For families with plots of land between 5 and 10 hectares, the percentage going to the US was even higher--64 percent. To alleviate the crisis generated in the maize sector, (but more for social stability than anything), the Mexican state created programs like PROCAMPO, which provides small subsidies to maize growers based on amount of land planted. To maximize subsidies over the next 15 years, the program encourages growers to put more hectares into production by clearing forests and planting fallowed fields. This has caused severe ecological damage and reduced bio-diversity. PROCAMPO is also designed so that a good part of the money received flows to agrochemical companies, since the program compels the farmers use their products. In every case, PROCAMPO has not restrained migration or diminished poverty. On the other hand, PROCAMPO has generated corruption; many growers did not plant the land they had registered. Moreover, in many cases political criteria are used to distribute subsidies and to manage the program in such a way as to favor PRI's power in the countryside. Except for assistance from PROCAMPO, there is a notorious absence of programs to promote appropriate technologies to increase productivity and allow small growers to recover self sufficiency, and efforts do not exist to expand the capacities of peasant growers to benefit from better access to markets established under NAFTA. Apparently, the official political position is to continue supporting maize imports and to distribute imported foods and production technology. One of the most notable effects of neoliberal recipes, in line with the policies of the IMF, the World Bank and the free trade agreement, is the marked inequality that exists between the urban and rural population as shown in Table 2. Table 2 Proportion of the Poor Population in Mexico: 2005 Población 2005 Pobreza alimentaria Pobreza de capacidades Pobreza de patrimonio % de población de 15 años o más analfabeta % de población de 6 a 14 años que no asiste a la escuela % de población de 15 años y más con educación básica incompleta % de hogares con población de 15 a 29 años, con algún habitante con menos de 9 años de educación aprobados % de población sin derecho- habiencia a servicios de salud 103,263,388 18.2 24.7 47.0 8.35 5.29 45.98 36.12 49.78 Source: CONEVAL, 2005 With such disparity, especially in the rural areas, where all poverty indicators grown in 8 years, there is little wonder that migratory processes, which once were restricted to certain states and regions, have significantly increased everywhere among indigenous communities and ejidos: it is currently estimated that 4 out of 10 of their inhabitants reside in urban centers [15] [16]. The map above shows that southern states, that concentrate the majority indigenous population, based on maize production for subsistence, and where the main indigenous coffee production areas are located, have the highest rates of lower income, fact that is behind the crescent migration process in rural-indigenous communities and ejidos. For instance, annually there are about 200,000 Oaxaqueños who migrate to the northern states with about 150,000 of these go to the US as temporary or permanent migrants. Of these about 45 percent are women (Instituto Oaxaqueño de Atención al Migrante, 2006). Migration and rural poverty have always been present in the history of Mexico, but they have been significantly accentuated in the last few decades as a result of the neoliberal strategy of promoting free markets and reducing the role of the state. In Oaxaca, the state with the greatest cultural and environmental diversity of the country, the effects of these policies have been manifested in an accelerated manner. 2 Maize and Neo-liberalism in Oaxaca. 2.1 The State Context Demographically Oaxaca is characterized by a low population growth in good part due to strong out migration, where between 1990-2005, 74% percent of state´s 570 municipalities presented negative or stagnat growing rates. The state’s rural population has diminished to a little more than 53 percent, composed mostly of indigenous farmers, whose primary activities continue to be social reproduction. This means that an extremely high proportion of Oaxaca's population lives in extreme povert:. 39% municipalities have more than 50% of its population in alimentation poverty; 40% with more of 60% percent of population with cappailities poverty and 81% of municipalities with 81% of its population with patrimonial poverty. (With CONEVAL 2005 data) 2.2 The indigenous systems of production in Oaxaca [18] Oaxaca’s indigenous agricultural systems display similar technological characteristics: the use of ancestral seeds, growing other crops with maize in the same milpas (fields), the use of manual tools, dependence on family labor, the use of traditional measures of land and volume, and an equivalent agricultural vocabulary, in many cases, the observation of the lunar calendar to establish days of sowing and harvest, and the accomplishment of ceremonies and rituals to propitiate fertility. The differences among their systems of production reflect differences in soils and specific climates that determine variations in their agricultural calendars, the types of seeds of maize and kinds of plants inter-cropped; frequency of weeding; the level of yields and the time land is fallowed. Where feasible plots of "tonamil" (a type of corn) are grown to take advantage of residual humidity or water flows to obtain a second annual harvest. Economic factors determine whether or not they use agrochemical products, temporary laborers for the harvest, as well as methods of transportation and storage. The importance of maize to traditional agriculture is evident in that production occurs in 569 out of the 570 municipalities. Of these, 378 are indigenous with an annual sowing of in 325,000 hectares, of which 93 percent depend upon seasonal rains. Maize yield is about 1.2 metric tons per hectare compared to the national average of 1.9 tons. But if we disaggregate irrigated from non-irrigated yields, the difference in yield is even less with the average yield on non-irrigated fields is 0.79 metric tons per hectare. Although this type of agriculture is centered on the production of maize and associated crops, the profusion of chemical inputs is bringing an end to inter-cropping resulting in diminishing diverse plots. Contemporary indigenous agricultural technologies no longer conform to the integrated systems of the past, and some that formed ancient conceptions and practices of Mesoamerican and colonial agricultural traditions. At present, there is no viable alternative, neither productively or environmentally. The most adaptive would be to follow the original practices such as using ground cover, promoting soil retention, the conservation of humidity, and collective community work, among others. Since the conquest, and even more intensely since the 19th century, Oaxaca's indigenous groups have participated in international trade: the fundamental difference is that before, it was a source of cheap or even free manual labor on plantations (established lands that had been expropriated from them), whereas now cultivation for the market is being done on ejido lands or on the communal lands. The neoliberal impact on social relations, production, nutrition, and environment of the neoliberal model being imposed is evident. The pressure to place additional lands into production, given soil, slopes and pluvial conditions, slash and burn techniques do not bode well for future production. Planting maize on slopes causes the continuous loss of soils and organic matter, progressively diminishing agricultural yields. Aside from milpa cultivation, indigenous agriculture often includes the cultivation of cash crops for the market. Perennial crops have a notable place. Coffee holds first place, followed by maguey for mescal production, fruit trees, and vegetables. The importance of these cash crops for households explains the high percentage of individual or family plots. In many cases family gardens and orchards are tended by women and children. Garden plots and trees are not only an important source of food, but of spices, medicinal herbs, and decorative plants and flowers. Gardens and orchards are important for the nutrition, production and economy of indigenous households are under appreciated, and many studies show they reflect the vast indigenous botanical knowledge. In the case of fruit trees (wild and cultivated) indigenous communities have ample knowledge of their cultivation, but they lack a strategy and efficient methods needed to take full advantage of them, hence even though many households have them, they do little to increase their income.. Coffee is an important crop for Oaxaca and it holds third place in Mexico's production coffee. Coffee is grown in 312 municipalities in all the regions of the state, except in the Central Valleys. Some 4,969 parcels comprising some 171,480 hectares are dedicated to coffee. About 55,000 producers, mostly in indigenous communities, depend on its cultivation. Of these, more than half have coffee plantations smaller than two hectares; and 17,150 between two and five hectares. Yields are low, running between five and six quintals (46 kilos) per hectare. In indigenous areas, coffee is dry processed rather than washed. Coffee berries are manually de-pulped, and spread out to dry in the sun, then husked to produce café oro (literally gold coffee) which are then classified, and hand sorted. The lack of equipment and the urgent need for cash means that coffee is sold as beans (pergamino) by growers to "coyotes" (intermediaries) or to monopolistic enterprises that are then transform into café oro, toasted, and sold on the national and international markets. In 1989 the State Coordinator of Producers of Cafe was established (CEPCO) with 30 affiliated indigenous organizations as an alternative for obtaining better prices and credit, storing, transforming, to control production processes, industrialization, and commercialization of the coffee bean and, even, exporting mainly to Europe or US. As a result Oaxaca has become the main producer of organic coffee after Chiapas. Over and above its economic importance for these communities, the shade for coffee trees (especially varieties not grown in direct sunlight) is of great ecological relevance. Its importance for bio-diversity is undeniable: coffee plantations provide habitats and areas of protection for innumerable species of plants and animals. Not only are they important as preservers of biodiversity, coffee grown under shade trees also helps protect watersheds and to prevent soil erosion. Here we find yet another impact of neo-liberal strategies, (which by manipulation of prices) seeks to force peasants to abandon their coffee plantations (perhaps entirely) and migrate. The most worrying part of this is that this strategy seems to be working: out migration from coffee communities, which before was not common prior to this crisis, has increased. [19] Economically, by the 1970s household income among Oaxaca's indigenous growers had become so dependent upon the sale of coffee that the logic of its production determined the order of priorities for other productive activities, and the use of the available work force. Its cultivation transformed access to and use of lands in these communities. Its adoption by Indigenous growers has given rise a great wealth of knowledge about how to adapt its production to local conditions that really deserves to be appreciated. Production of maize and coffee are integrated into the world market. As globalization increases these crops acquire new social connotations, as well as economic and environmental implications, but under an increasingly uncertain context: land for coffee and maize production is bound closely to indigenous communities which over the medium term face the risk of disappearance. The fall in coffee prices following the demise of the International Coffee Agreement (ICA) in 1989, which regulated coffee exports, was provoked by large multinational consortiums that sought to buy coffee at ever lower prices. Falling coffee prices aggravated the already worsening conditions indigenous communities had suffered since the Mexican economic crisis in 1982. AVERAGE COFFEE PRICES IN THE NEW YORK STOCK EXCHANGE 1990 CONSTANT PRICES (Source: ECLA 2002) Forestry and cattle ranching are also an important part of many indigenous communities and ejidos. Most of Oaxaca's forests are held by Indian communities. Recent estimation shows that 90 percent of 3,106,956 hectares are located in indigenous areas [20]. These forests include 30 high-priority areas for conservation based on their high national and international biological value. Despite their enormous economic potential, with a few notable exceptions in the Sierra Norte and the Sierra Sur, indigenous communities do not view their forests as sources of commercial opportunity. Rather they limit exploitation of forest resources to primarily extracting wood and other raw materials needed to satisfy necessities for construction, nourishment, and health. Non timber commercialization exists on a small scale and involves diverse species such as orchids, palms, and seeds. In the Sierra Norte and the Gulf region 538 forest products are registered for commercial use [21]. This productive potential should be explored both to regulate exploitation of species as well as to establish sustainable strategies of diversification that would increase income in these communities, and protect these diverse ethno-botanical resources. A notable characteristic of development thinking rests on the belief that raising cattle in tropical areas will solve the economic problems of rural populations. Undoubtedly, the expansion of cattle production is a direct result of Oaxaca's integration into world markets. Between 1992 and 1996 the percentage of state land dedicated to cattle production increased from 24 to 34 percent. As a result much of high and medium altitude tropical forests that covered great expanses of the Coast, the Isthmus and the Gulf have disappeared, and have been converted to pastures to reinforce the indigenous cattle, goat and sheep production. Because of deficiencies in systems of handling, pasturing, feeding and veterinary care of herds and flocks, neither productive nor economic expectations have been met. Under this structure of production in Oaxaca, CDI (Commission for the Development of Indigenous Groups) estimates that 1,060 ejidos or indigenous farming communities exist. Eighty eight percent of the 297,311 beneficiaries manage their agricultural land as individual plots, but these communities have resisted formalizing this through PROCEDE, the official registry program offering to certify individual rights by granting titles, which would allow land to circulate freely on the market: Oaxaca's indigenous peasants know from experience that survival depends on keeping land in their hands, and so are distrustful of any initiative that interferes with their internal management. Of the 5,812,155 hectares belonging to indigenous communities, little more than 50 thousand have been registered. [22] 2.3 Oaxaca and Globalization From an international perspective, Oaxaca constitutes a strategic space within the structure of globalization and neoliberalism, derived from two closely linked factors. First, Oaxaca has the greatest biodiversity in the nation and transnational producers find it useful for foods, seeds, medicines, and for exploitation of its forest and marine resources. Second, the Isthmus of Tehuantepec is a place of geo-strategic importance for world trade and development of the Puebla-Panama Development Plan. [23] Because such territories have legitimate owners, a legal obstacle which prevented their indiscriminate appropriation, gaining access to their natural resources was only feasible through legal and political means. Thus PROCEDE's registry program seeks to facilitate the entrance of private capital and to legalize the sale of ejidos and communal lands, that is, to incorporate them into a land market. As part of public policies designed to pressure peasants into selling their lands, as already mentioned, PROCAMPO, was instituted to subsidize them as they leave their land. The Opportunities Program, under the rubric battling poverty, grants scholarships to stimulate school attendance and to take care of family health, especially that of women. Further assistance is offered by Programa Alianza para el Campo (Alliance Program for the Countryside), that distributes animals and agricultural production inputs especially during electoral or political events, 2.4 Maize in Oaxaca Liberalization policies have placed Oaxaca’s maize producers at risk in the context of the ability of corporations to patent native seeds and opening the market for transgenic food. Their vulnerability is evident in the structure and size Oaxaca's maize producer sector. *Oaxaca is one of 7 states with the highest number of producers. *Seventy six and three tenths percent of the production units consist of 5 hectares or less, generally on land of poor quality and in unfavorable physiographical condition. *Only 3.3% of the production units have access to irrigation. *It produces around 3.9% of Mexico's maize, but with productivity rates similar to Mexico´s 1964 avereage (INEGI) *Oaxaca's producers are among the poorest of the population, and are dependent on the family labor and seasonal production, with 75% of producers growing maize for subsistence. *Most producers belong to one of the 16 ethnic groups in Oaxaca. In summary, maize production occurs on small farm holdings, often on slopes, with little access to irrigation. Combined with cut backs in support for the agricultural sector, the maize sector in particular seems to have an unpromising future. Faced with declining production of their basic staple, combined with soil erosion, increasing imports of grain, including transgenic varieties, little by little the ancestral capacity of indigenous communities is being destroyed. Yet despite everything, maize producers continue to subsist and to reproduce. And even diminishing maize cultivation does not mean they will give up the land. While there are indicators in Oaxaca that the privatization of ejidos is advancing, this advance is being checked by the creation of survival strategies sustained by migration whose principle aim is to maintain community life and its institutions, of course, under a dynamics of wide social flexibility. Low productivity of maize in Oaxaca follows from a series of diverse factors: the inefficiency or absence of public policy to support restructuring; an unfortunate admixture of Mesoamerica and European ideas and technologies, combined with those from modern agriculture has resulted in an important loss of ancestral traditional agro-ecological knowledge, as well as notable advance of erosion. This last indicator – erosion--in certain places has reached alarming proportions. On some 1.8 million hectares erosion is accelerating and on more than 2 million hectares soil erosion is complete [24]. The exhaustion of land from years of agricultural use combined with factors like deforestation and the effects of agrochemicals translates into both declining productivity and the need to open new lands for cultivation (Gordillo et al. 1994; De Janvry et al.1995a and 1995b). 2.5 Transgenic Maize in Oaxaca In addition to the policies derived from NAFTA that reduced support for maize producers and opened the market to increased imports, producers as well as the population in general face yet another great risk--NAFTA policies governing intellectual property in relation to genetic resources. The trade agreement led to Mexico’s adoption of the International for the Protection of Plant Species (UPOV), a new law the Federal Law for the Protection of Plant Species in 1996, and changes to the existing law permitting the patenting of life forms. In Oaxaca, even before the Mexican state opened the door for the entrance of genetically modified organisms that had been closed in1998, the danger was already present. Investigations by two Mexican government agencies, the National Commission of Bio-Diversity (CONABIO) and National Ecological Institute (INE), based on samples of indigenous maize from twenty Oaxaca communities and two more in the state of Puebla, found that 95% of these communities (21 out of 22) showed a rate of contamination with between 1% and 35% of indigenous grains containing signs of AND from OGM. Altogether, 8% of the 1,876 samples under study were contaminated by OGMs. At the Conference on Bio-Security in The Hague, Holland in April 2002, the director of CONABIO, Jorge Soberón, stated that this was the worst case of contamination by transgenic organisms reported anywhere in the world. The principal source of direct genetic contamination in Oaxaca comes from maize imported from the U.S.A. Diconsa, the Institutional Mexico cereal distributor, facilitated the dispersion of this transgenic maize. The Mexican Commission on Bio-Diversity (CONABIO) and National Ecological Institute (INE) found 37% of the maize in a Diconsa warehouse in Ixtlán (in the Sierra Juárez mountain range) in Oaxaca was contaminated. Thus, NAFTA not only threatens to eliminate the Oaxaca maize producer as a competitor by indiscriminately selling maize at least 25% cheaper than in the rest of Mexico, but through importation threatens to contaminate Mexican maize, and cause its genetic material to gradually disappear. The environmental and cultural implications of the loss of the genetic diversity of the maize are diverse and relevant, especially for the small Oaxaca seasonal producers who make up the majority of the maize sector [26], since the environmental and agricultural conditions of production are closely tied to the following considerations: [G]enetic diversity plays a security role in the strategies producers use against the risks, including droughts, frosts, winds, plagues and bad soil quality…. Traditional producers sow different varieties of maize at different times as a guarantee against the changes in the patterns of rain, climate, wind, plagues and soil quality. Certainly, the most suitable combination of seed varieties and dates of sowing were the most powerful technological resources that traditional producers counted on (Garcia Barrios et al., 1991, 174-175). The Mexican state adheres to its declarations on intellectual property without reservation. These declarations are a death sentence for the genetic diversity of Oaxaca maize, and open the door to public health and environmental risks. The establishment and progressive expansion of transgenic cultivation, despite increasing resistance and criticism, apparently is insufficient to stop the avalanche of exports by the transnational companies Proctor & Gamble, Monsanto, etc. Late in 2004 the Mexican government reinforced their actions by ratifying the ability to introduce and produce genetically modified food [27, 28]. Although the government claims that the consumption of these foods does not cause problems, at the moment there are indications that its digestion is linked to the development of allergies. Despite the meeting in March 2004 in Oaxaca of the Commission of Environmental Cooperation of NAFTA, the Mexican representative emphasized the innocuousness of transgenic food. Then again, the Mexican government has been very careful not to specify the central threat of this policy to the definitive loss of genetic native material. The consequences of this policy will force growers to acquire genetically modified seeds instead of native seeds, which, when contaminated lose their capacity to reproduce naturally. To patent, that is, to privatize, the seeds, means an enormous source of potential income for the distributing companies; and, at the same time it represents yet another expense for the already unprofitable peasant producer. Since Oaxaca is one of the places with the greater number of native maize species, it is no wonder that the transnational companies see it with enormous potential. This will mean losing the patrimony of one of the most important cultural and nutritional legacies that Mexico has given the world, which for peasants and indigenous groups is not only the equivalent of giving up one of the pillars of their identity but will increase the levels of rural poverty. Mexico is currently facing a trap similar to that represented by the massive introduction of agrochemicals and improved seeds into Mexican agriculture in the 1940s, which also fundamentally served to obtain large profits for transnationals. This not only contaminated soil and water and worked against genetic diversity, but they also failed to translate into any improvement in productivity or better condition of life for producers. 2.6 The social and environmental risks of migration and changes in patterns of consumption in Oaxaca. In summary we face severe social impacts: principally the effects noted from the demographic transformation are in addition those caused by the loss of traditional knowledge of the environment and its appropriate management. This situation is well-known in most indigenous communities and ejidos, where young people emigrate, reinforced by messages of the mass media providing little motivation for remaining to do agricultural work in the face of unfavorable combination of debilitating tasks and poor benefits. As they leave, the result is the disappearance of the agricultural and environmental practices and traditional knowledge, which is accompanied by an increasing disillusionment of young people and unwillingness participate in meetings, decision making, and governmental systems in community life. If this situation is not reversed, it will, of course, open the way for abandonment and disinterest in conserving and preserving possession of land, patrimony, and the sustenance of indigenous community life. This context has caused a significant polarization in rural communities, where the phenomenon of migration is part of strategies oriented to preserve community life and maintain its forms of government. This is possible as long as population ties to the land persist, but when this breaks, as is beginning to occur among young people, and we are, perhaps, finding it difficult to predict future. Another important change brought by the integration of the indigenous economy into the global economy has been modifications in patterns of consumption. While an autonomous or self sufficient community may be an inspiration for its inhabitants, to subsist the indigenous towns must participate intensely in processes of commerce, where their natural resources and labor serve to acquire the necessary or sumptuary goods, which in many cases used to be made in the community. This is case for clothing and footwear, food, drinks, agricultural tools, construction materials, kitchen utensils, soap and fibers, among other articles. Their progressive substitution by industrial products not only increases the need for money to acquire them, but also means the disappearance of related work and traditional craft industries, reverberating in the loss of traditional knowledge on management of natural resources and the making of diverse goods, canceling opportunities to strengthen the community's productive structures or to generate employment through activities that take advantage of the regional knowledge and raw materials. Except for cases oriented exclusively toward external consumption, the fast decay of the community and family craft industries among others are examples of both loss of income and traditional knowledge. The weakening of indigenous economy by the introduction of the massive industrial products is an effective way that neoliberalism succeeds in its strategies of domination and increases its access to the natural and social resources of the indigenous communities of Oaxaca. 3 Conclusions 1. Given the lack of effective options for public policy to improve the conditions of poverty imposed by neoliberal policies, migration to urban areas in Mexico and to the United States will continue to be the only social option for rural and indigenous populations. Under these conditions, the loss of social capital will increase: the magnitude of this situation is expressed in the loss over the last 40 years of more than 17 million people, and if this migratory phenomenon had not happened, Mexico would have a population of more than 120 million. [30] 2. The Mexican state followed a development policy since 1982 guided by neoliberal principles emanating from directives of organizations like the IMF, the World Bank and of NAFTA which given the country the impetus to institute diverse legal dispositions to allow the opening up of national markets, privatization of communal land, as well as measures to protect intellectual property rights and remove protections for natural resources, all of which favor the economic interests of the large multinational corporations. 3. NAFTA represents, in fact, the extent to which the United States takes to protect its industrial and productive interests and, at the same time, to remove barriers protecting Mexico's economic-productive sectors. 4. The official policy in agricultural production has followed a strategy of reducing the availability of credit, and eliminating guaranteed prices and technical assistance to producers, leading production to stagnate and causing the loss of competitiveness, and putting the country at risk in terms of food security. 5. Within the scope of NAFTA, a program of tariff deregulation was established that allowed the massive importation of maize, including transgenic maize seed, directly damaging way of life of millions of Mexican peasants and threatening one of its most important identity patrimony, 6. Due to its biological diversity and the economic potential of its vast natural forests, marine and mineral resources, Oaxaca is in the sights of the multi-national consortiums that control the production of food, medicines, perfumes, timber and wood products, metals, and in water management. 7. The impact of the fall in maize production in indigenous communities of Oaxaca, which is the base of its subsistence and cultural life, has increased poverty levels and is generating progressive depopulation of its ejidos and communities. 8. With the indifference of the federal and state authorities, the fall in the prices for commercial crops produced by the indigenous economies has increased the crisis in the indigenous rural sector of Oaxaca. 9. All this happens in the context of indifference and ignorance of the majority of the population, who have been manipulated and distracted by mass media, and by spokesmen and defenders of neoliberal policies. ENDNOTES 1. Member of the Directive Board of the Grupo Mesófilo A.C. 2. Cfr. García Zamora, 2002 3. Roberto Garduño and Ciro Pérez, 2002. 4. Rodolfo García Zamora, 2002 5. Cfr. González R. Alvaro 6. The maps and tables come from the work of Nadal Alejandro, unless otherwise indicated. 7. Enrique Astorga Lira. "Frustrations and hopes for the farming economy", Rural Journal. Supplement of the Rural Journal, 26 February 1997. 8. The land is important for the value of products produced, employees hired its participation is the most important in the country. Its cultivation expands in different geographic, ecological and social contexts, simultaneously incorporating diverse types of producers and technologies. On the other hand, the grain continues to be the nucleus of the national diet, providing most of the calories and proteins consumed by the population. (García, Zamora, op. cit) 9. Chapter VII of the FTA stipulated one immediate conversion of the tariff system for maize to one of quotas to be eliminated in the course of 15 years. Mexico decided an immediate quota without tariffs of 2.5 metric million ton of maize. This quota must extend to an interest composed of 3 annual percent, as of 1995. The import tariff that exceeds the quota was fixed at 206.9 percent from 1 January 1994 (approximately $197 US dollars per metric ton). In the first six years of the FTA the tariff under quota will be reduced to 29.6 percent of the tariff base. After this period, the remaining tariff will be eliminated lineally during the subsequent nine years. For the fourteenth year of the FTA (2008), the quota without tariffs for maize imports will represent 3.6 metric million ton, and for the fifteenth year all imports will have a tariff zero. 10. The Free Trade Agreement (FTA) in fact does not promote "free commerce" as it is defined by its founder Adam Smith, who advocated for the flow of goods and services without inhibitions. Free trade agreements initiated by the U.S.A. maintain many restrictions on commerce while favoring its own products and corporations. The United States demands that their own structures of agricultural subsidies not be touched while demanding that other countries eliminate import tariffs and quotas. 11. Cf. S'ra De Santis, 2003. 12. Between 1994 and 2003, 26,155 million cubic meters of maize coming from the United States entered the Mexican market, and according to the FTA, between 2004 and 2008, the number will be 14,054 million metric tons. (Nadal, Alejandro et al) 13. loc. cit, in García, Zamora, op. cit. 14 Ibid. 15 Cf. INI-PNUD, 2002 16 Emigrants provide a highly necessary source of income to some of the poorest regions of the South. According to statistical analysis, the remittances of the working emigrants of Guerrero and Oaxaca reduces by 2% the proportion of the population that lives in conditions of poverty, an apparently number of little significance, but it is almost equal to the results of the programs of poverty reduction, such as “Opportunities”. Temporary migration is also tied to an increase between 20% and 25% in the per capita income. World Bank, 2002. 17 National Council of Population, 2002. 18The data for this section comes from Profiles of the Indigenous Towns of Oaxaca, World Bank, Alvaro Gonzalez R. (Coord.) 19 González R. Alvaro y Mario Bolaños, 2004. 20 Cf. Rodríguez, J. Nemesio 21 García Rafael et al., Mesófilo Group A.C., 1997. 22 SRA, 2004. 23. For additional references on the Isthmus and globalization see Rodriguez, J. Nemesio, 2003. 24. INEGI, 1994. 25. Loc. cit. in Nadal Alejandro. 26. See below in the text for supporting data. 27. Loc. cit. in Ortega Paczka 28 Cf. Bulletin of the SAGARPA, February 11, 2004: Mexico endorses the fulfillment of the Catagena protocol signed with the United States and Canada, requiring transparency on the cross border movement of genetically modified organisms. 29 Mexico has been importing grain for animal consumption, as well as for the agro-alimentary industry, especially since 1996 for maize, soy and canola. 30 CONAPO, 2004, In the same way, Conapo indicated that in 96% of the 2,350 municipalities of Mexico, there exists some type of contact with the US, expressed through the migration and return to Mexico, as well as through monetary transfers made from the neighboring country to the north. References References Enrique Astorga Lira. 1997. Frustrations and hopes of the agricultural economy, in The Rural Journal. Supplement of the Rural Journal, 26 February. Banco de México. 2010. Ingresos por Remesas Familiares Banco de México* Cifras estimadas con base a los resultados definitivos del Segundo Conteo de Población y Vivienda 2005 World Bank. 1999. Strategy of development of the states of the south of Mexico Volume 1: Report Summary. September 2003 Profile of the Indigenous Towns of Mexico. Carton de Gramon Hubert. 1995. The neo-liberal land: What are we talking about? The Rural Journal. Supplement of The Rural Journal, Mexico 1, November. CONAPO. 2004. Socio-demographic indicators of Mexico. CONEVAL. 2005. Poverty indicator of Mexico. Mexico DeSantis S'ra. 2003. Control through Contamination: The U.S.A. Imposes Maize Transgenic and Free Commerce to Mexico and Central America. June. Enciso Angelica. 1997. Rural Mexico: the crisis that arrived to remain". The Rural Journal. Supplement of the Rural Journal, 30 June. Mexico. García Zamora Rodolfo. 2002. Agricultural crisis, Free Trade Agreement and International Migration in Mexico. Exposition presented to 2nd World-wide Congress on commerce and rural development. 24-25 October La Guardia, Rioja Alavesa, Spain. García Rafael et al. 1997. Indigenous Ethno-botanic and Indigenous Markets in the La Sierra Norte mountain range in Oaxaca, Results Report. Mesófilo Group A.C. Martínez José Manuel 2010. Mexico´s corn importations raise in 2008 due to NAFTA. (CNNExpansión.com) Roberto Garduño and Ciro Perez. 2002. The Free Trade Agreement of North America accelerated the fall of Mexican agriculture, in La Journal, Mexico, 28-11-02. González Rios Alvaro. 1990. Indigenous Agriculture and Modernization: disastrous marriage? Indigenous America, Vol. L. Mexico. González R. Alvaro and Mario Bolaños. 2004. Coffee and Biodiversity in the Corner of Ixtlán, Systematization of the Experience, Mesófilo Group A.C. Oaxaca. INI-PNUD. 2002. State of the Economic and Social Development of the Indigenous Towns of Mexico, Second Inform.. Mexico. Nadal Alejandro. N.d. 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La Cafeticultura Indígena.

La Cafeticultura Indígena: ¿negocio de quién? Álvaro G. González Ríos L. 1. Introducción Cuando a finales del siglo XIX, Basilio Rojas plantó en el Cerro de la Pluma, las primeras plántulas de café en Oaxaca tal vez no imaginaba que con el tiempo la cafeticultura se convertiría en el principal cultivo de exportación del estado, y, mucho menos, que la producción del grano quedaría casi en su totalidad en manos de los productores de comunidades indígenas a lo largo y ancho de la entidad. Su cultivo surgió como una alternativa ante la caída del precio de los colorantes naturales, especialmente la cochinilla, siendo concebido originalmente como una actividad exclusiva de finqueros, donde los indígenas eran solo la mano de obra necesaria para realizar las labores culturales propias para su producción y acopio, ya sea de manera estacional o en calidad de peones acasillados de las fincas, pertenecientes a terratenientes extranjeros y oaxaqueños criollos y algunos mestizos. Progresivamente el cultivo del café se fue expandiendo a otras regiones del estado, donde con la salvedad de los Valles Centrales está presente en el resto de la geografía estatal, siendo en la actualidad la actividad agrícola de mercado de mayor envergadura en Oaxaca por el número de productores, su amplia cobertura geográfica y el valor de su producción. El desplazamiento y decaimiento de las fincas como centros productores del grano y el paulatino proceso de apropiación de la actividad productiva cafetalera por las comunidades indígenas a lo largo del siglo anterior obedece a diversas causas allegadas al desarrollo histórico y económico de la entidad, ligado a las políticas públicas de desarrollo rural del estado mexicano. La cafeticultura indígena genera la interrogante de sí podemos hablar de la existencia de empresas y empresarios cafetaleros indígenas, especialmente en Oaxaca, o bien los productores son únicamente un eslabón de cadenas productivas y comerciales más amplias, tema central del presente artículo, que sin pretender ser definitivo ni exhaustivo, busca aportar datos e información para entender la posición de los cafeticultores indígenas de la entidad en el escenario de uno de los productos agrícolas de mayor relevancia mundial. 2. Contexto Mundial del Café. Como es de sobra sabido, el origen del café como bebida se sitúa en Etiopía, donde en el siglo VII la plántula de café fue localizada por de manera casual como resultado de labores de pastoreo por un pastor de hatos de cabras, observando que consumían las bayas rojas de un arbusto silvestre y mostraban signos de estimulación derivados de su ingestión . La especie descubierta es la denominada Arábiga , siendo la materia prima mayoritaria en los cafetales mundiales. Posteriormente, llevo los frutos a un sacerdote, quien elaboró una infusión y su consumo comenzó a difundirse, empezando a llamar a la bebida “cahue” o “kahwah” que significa “fuerza”. A pesar de los intentos para evitar la salida de sus semillas de los territorios árabes, lograron ser llevadas clandestinamente a la Martinica en 1720 y de ahí su cultivo empezó a propagarse progresivamente. Con el tiempo la bebida se fue popularizando en Europa, donde su consumo, a veces satanizado, fue ganado terreno hasta convertirse en la principal bebida del continente, dando pie al crecimiento de su comercio, caracterizado por fuertes pugnas entre empresas comercializadoras y los gobiernos de las potencias coloniales a fin de controlar su producción y fijar las reglas y precios para su comercialización mundial. Desde entonces, los campesinos originarios de las zonas productoras, bajo diversas formas de organización laborales impuestas generalmente desde arriba, han sido meros productores primarios, sin presencia en las actividades y procesos que caracterizan toda la cadena productiva y comercial del aromático, si bien con el tiempo han surgido excepciones a esta condición de subordinación. Actualmente el café es un producto comercial de consumo global, dando pie a un mercado mundial vasto, donde surgen empresas y emporios dedicados a regir su producción, regular los precios e innovar en los procesos tecnológicos para aumentar su productividad, diversificar sus productos y aumentar su rentabilidad y competitividad, constituyendo en algunos países asiáticos, africanos e indoamericanos la actividad productiva determinante de la vida de millones de productores rurales al ser el pilar fundamental de sus economías domésticas y regionales. Por las características del cafeto, su producción se ubica en una franja geográfica entre los Trópicos de Cáncer y de Capricornio, con climas cálidos a templados y altos niveles de humedad y exposición indirecta al sol. En esos escenarios, el café se cultiva en más de 70 países ubicados, destacando por los volúmenes producidos Brasil de manera preponderante, siguiéndole Colombia, Indonesia, India y más recientemente Vietnam. Además de esas naciones, su cultivo está presente en otras 51, prevaleciendo entre 2006/07-2014/15 aquellos cuyo tipo de café privilegia la especie arábiga y en menor cantidad la robusta, si bien en el primer caso 5 países emplean simultáneamente de manera mayoritaria la arábiga (Coffea arabica) y en menor medida la robusta (Coffea canephora) y en otros 9 de manera inversa. Por el nivel de exportaciones entre 1990-2015, de acuerdo a la Organización Internacional del Café –OIC-, las encabezan Angola, Bolivia, Ecuador, Brasil y Burundi En este universo, domina el cultivo de la especie arábiga y en menor medida la denominada robusta. Ilustración1: Zonas productoras de Café. En http://www.bbc.com/mundo/economia/2010/02/100222_cafe_conferencia_tendencias_amab.shtml Para ponderar la importancia del producto presentamos una tabla resumen sobre su producción y consumo: Algunos datos de la producción y consumo de café mundial Principales Países productores de Café % Producción Mundial Principal Especie producida Brasil 33.29 Arábiga y Robusta Vietnam 15.31 Robusta y Arábiga Indonesia 6.32 Robusta y Arábiga Colombia 5.97 Arábiga Etiopía 4.98 Arábiga Perú 4.17 Arábiga India 4.08 Robusta y Arábiga Honduras 3.45 Arábiga México 3.29 Arábiga Guatemala 2.87 Arábiga y Robusta Producción Mundial de Café 2012 y /2014 Producción 2014/15: 143 millones de sacos de 60 Kg. 2.3% menos que en 2013/14 Producidos 2014: Arábigas 85 Robustas: 58.3 Producidos 2013: Arábigas 89 y Robustas:59.6 Millones de sacos por especie exportados 2014 y 2013: Exportados Arábiga hasta octubre 2015: 68.48. Exportados 2014: 69.41. Exportados Robusta hasta octubre 2015: 41.90. Exportados 2014: 44.49. Consumo de Café 2011 y 2014 en millones de sacos de 60 Kg. según tipo de mercado: Mercados Tradicionales: 2011: 77.6/2014: 81.9 Países Exportadores 2011: 42.8 /2014: 81.9 Mercados Emergentes 2011: 19.1/2014: 22.4 Elaborada con datos de: http://www.ico.org/ES/coffee_pricesc.asp?section=Estad%EDstica 3. Los precios del café y su comercio El negocio del café es redondo, pero no para todos, así, tenemos que existen diferenciales significativos entre lo que se paga al productor, al detallista y los precios de venta finales al consumidor. La cotización del precio del café está sujeta a vaivenes y fluctuaciones que, además de la oferta y la demanda del “libre mercado”, dependen de la ocurrencia de fenómenos ambientales como incidencia de plagas, ciclones, inundaciones y sequías, entre otros, generando cambios abruptos de un ciclo a otro, factores que hacen volátil a su producción y comercialización. Hasta 1989 su precio era fijado por las reglas de la Organización Internacional el Café –OIC-, año en que dejan de tener vigencia, propiciando una abrupta caída en su cotización. Asimismo, los precios son variados según el tipo de café ofrecido (mezclas) y el mercado al que se envíe. El siguiente cuadro elaborado con datos de la OIC se centra en 2 tipos de café a fin de mostrar estas diferencias de precios en 3 fechas de un mismo mes en los 2 mercados consumidores más relevantes, donde sobresalen las diferencias de precios en uno y otro como la variabilidad de los mismos en pocos días. Tabla 1 Diferencial y variación de los precios de 2 mezclas de café en los mercados europeos y de EU. Precios café 1 a 10 diciembre 2015 ( Cts. EU/Libra) Mercados EU Mercados Europeos Mercados EU Mercados Europeos Mercados EU Fechas: Mezclas Colombianas Natural Brasileño 1/dic/2015 138 137,38 146,94 146,43 110 7/dic/2015 143 142,67 153,19 150,81 113 10/dic/2015 144,25 143,04 153,44 151,02 113,25 Fuente http://www.ico.org/ES/coffee_pricesc.asp?section=Estad%EDstica: Ahora bien, el comercio del café tiene una estructura de comercialización donde las ganancias mayoritarias no corresponden a los productores directos, siendo quienes obtienen los beneficios más bajos por su trabajo frente a una cadena que incluye intermediarios de diverso tipo, así como grandes compañías y cadenas de cafeterías en la cima de la pirámide. Las cifras seleccionadas de 2014 y 2008 para el caso de México sobre los pagos directos a productores de varios países frente a los de venta al menudeo en algunos países consumidores son elocuentes: Tabla 2 Precios a productores en 5 países y al menudeo y en 5 países consumidores 2014. Precio a productores directos de 5 países de América Latina: Centavos EU/Libra Precios en 5 países consumidores: Por dólar EU/Libra Colombia 159.71 Austria 8.63 México 106.01 Estados Unidos 4.99 Bolivia 239.25 Portugal 5.78 Nicaragua 71.85 Luxemburgo 7.93 Guatemala 151.01 Finlandia 4.31 (principal consumidor mundial per cápita) Fuente: con datos de http://www.ico.org/new_historical.asp Hay que destacar que los adquirientes del café convencional no se limitan a consumidores directos, sino que existen “compradores que compran contratos, o sea papeles, donde se especula que el café puede valer más o menos en el futuro, y compran esos papeles con la esperanza de obtener beneficios basados en las variaciones de los precios del café”. En conclusión, se trata de un producto sujeto a los vaivenes financieros provocados por la oferta y la demanda del mercado mundial, regido por la Bolsa de Nueva York . Hay 2 excepciones importantes a la cotización del café en la Bolsa de Productos de Nueva York: la primera se aplica a los denominados cafés de especialidad y la otra corresponde al café orgánico, sujetos ambos a otros mecanismos y criterios para su comercialización. Sobre su comercio se han creado y beneficiado grandes corporaciones: Las características oligopólicas del mercado a nivel de mundial se presentan también en actividades como la comercialización, esta actividad es controlada por ocho empresas (Rothfos AG, 12.6%; ED & F. Man, 7%; Volkart, 5.6%; Cargill, 5.6%; J. Aron, 5.6%; Rayner, 5.6%; Bozzo, 4.9%; y Sueden, 4.2%). Otra actividad altamente oligopolizada en muchos países consumidores de café, es la referente el tostado del mismo. Por ejemplo, en Estados Unidos el mayor consumidor del mundo, 70% del total del mercado del café está controlado por tres empresas: Phillip Morris, Procter and Gamble y Nestlé. A futuro las expectativas del precio del café son a la baja, determinadas por la disminución del crecimiento económico mundial y los precios de las materias primas, la fortaleza del dólar de EU y la expectativa de mayor producción de Brasil. Frente a esto, la opción de mejora de precios se podrá dar dependiendo de la presencia de afectaciones naturales serias como el fenómeno climático del “Niño”, la irregularidad de los ciclos pluviales y la presencia de plagas o enfermedades. Estos factores hacen que la cafeticultura en el mundo se ha caracterizado por ser una actividad de gran incertidumbre debido a múltiples factores de orden político, económico, social, climático, etcétera. Esta incertidumbre afecta a toda la cadena de producción, procesamiento y comercialización del grano en cada país productor, siendo el sector de pequeños campesinos quien reciente sus efectos negativos con mayor intensidad al mismo tiempo que grandes empresas transnacionales reportan ganancias récord en este giro. 4. El Café en el Contexto Nacional El café arribo a México a fines del siglo XVIII a la región de Córdoba, Veracruz, extendiéndose paulatinamente a otras regiones del país como Michoacán, Chiapas y Oaxaca, en diversos períodos del siglo XIX. Desde entonces su producción ha estado ligada a la población campesina indígena, ya sea como mano de obra en las fincas cafetaleras o por incorporar su siembra y acopio en sus propias comunidades con la constitución de asociaciones locales y/o regionales de productores y su afiliación a organizaciones sectoriales de cobertura nacional. Por las características del cultivo y las unidades domésticas indígenas emplean para sus labores de limpia, cosecha y beneficiado del grano tanto a mujeres, hombres y niños. Hoy día el café ocupa el primer lugar como producto agrícola generador de divisas y empleos en el medio rural, siendo una actividad incorporada a las políticas públicas productivas mediante programas e iniciativas institucionales diversas, que arrancan en 1942 con la constitución por iniciativa del Estado de la Compañía Exportadora e Importadora Mexicana S.A -CEIMSA-, antecedente de la Comisión Nacional del Café en 1949. En 1958 surge el Instituto Mexicano del Café,-INMECAFE- reestructurado en 1973 y desaparecido años después. , institución que se encargó de ampliar y regir su producción las regiones indígenas del sur y sur sureste de México. En el presente, la SAGARPA es la institución del estado encargada de diseñar y operar las políticas del sector cafetalero, bajo la óptica prioritaria de favorecer los intereses de las grandes corporaciones trasnacionales por encima de las necesidades y demandas de los productores directos. Nacionalmente el café se cultiva en 12 estados, donde en 9 de ellos la presencia de población indígena es alta. Geográficamente sus áreas productoras son:  Vertiente del Golfo de México (San Luis Potosí, Querétaro, Hidalgo, Puebla, Veracruz y la parte norte de Oaxaca y Tabasco).  Vertiente del Océano Pacífico (Colima, Guerrero, Jalisco, Nayarit y parte de Oaxaca).  Región Soconusco (gran parte del estado de Chiapas).  Región Centro Norte (la zona que recibe los vientos húmedos del Golfo de México). En 2011 se estimaba que su producción comprendía 398 municipios, con una participación de 504 mil productores y una cobertura mayor a 680 mil hectáreas. Hablamos de una alta fragmentación de las parcelas de cultivo, caracterizadas por ser minifundios que en promedio miden 1.39 ha., bajo sistemas de cultivo de sombra, y un incipiente crecimiento del café orgánico, del cual ya México es el principal productor mundial. En México la cosecha del café se realiza principalmente de noviembre a marzo. Dependiendo las condiciones climáticas, en el año se pueden dar hasta tres o cuatro floraciones, que determinan el número de cortes de granos maduros en la época de cosecha. La recolección de café es de manera manual y se recolecta grano por grano, efectuando posteriormente las labores de beneficio, como el despulpe, lavado y secado en que predominan las prácticas rústicas, para pasar al tostado del grano, bajo procesos denominados de torrefacción, que indistintamente realizan los campesinos o instancias acopiadoras y comercializadoras externas. Entre 1990-2015, en México se han producido 111.931 miles de sacos de 60 kilogramos distribuidos anualmente de la siguiente forma: Ilustración 2 Producción de Café en México 1990-2015. Elaborada con datos de OIC, en: http://www.ico.org/new_historical.asp Desde el ciclo 1990-1991, los precios del café convencional mexicano son definidos por sus cotizaciones en la bolsa de Nueva York, variando si se trata de productores “cereceros” frente a quienes lo comercializan en “pergamino”, sujetos de las variaciones que imponen la oferta y la demanda, sujetas, por lo demás a circunstancias climáticas varias que afecten o fortalezcan a los países productores. Estas variaciones son visibles con la comparación de precios del café mexicanos en años seleccionados entre 1990 y 2008. Ilustración 3: Precios del Café Mexicano 1990-2008. http://www.ico.org/new_historical.asp A pesar de ser un importante productor cafetalero, México tiene uno de los consumos más bajos (1.2 kg per cápita), probablemente por falta de difusión para incrementar el consumo y la carencia de cultura de tomar café de muchos mexicanos, optando en muchos casos por los solubles, de muy baja calidad. En México, café, biodiversidad y comunidades indígenas van de la mano, ya que a través del cultivo de café bajo sombra, las parcelas se sitúan en áreas de alta relevancia biológica: selvas altas y medianas (40%), selvas caducifolias (21%), bosques de pino-encino (23%) y bosques mesófilos (15), receptáculos de una enorme diversidad de flora y fauna, y proveedores de servicios ambientales estratégicos, contribuyendo a la conservación de suelos, recarga de acuíferos y los cafetales son después de los bosques vírgenes grandes almacenadores de CO2. Coincidentemente, estas áreas son, a su vez, asiento de la mayor parte de la población indígena del país, concentrada geográficamente en la porción sur y sureste de México, quienes establecen y mantienen las áreas de producción del café dentro de sus territorios. Si bien su cultivo ha contribuido al mantenimiento de los ecosistemas mencionados, también es innegable que el establecimiento de las parcelas implica la tala de áreas de bosques y selvas y su transformación con la incorporación de especies de sombra, especialmente frutales. Un aspecto importante son las distintas coberturas de sombra empleadas, cuya composición y diversidad dan pie a 3 tipos de cultivos: monocultivo, rusticano y policultivo. La diferencia entre estos sistemas es la forma en que transforman y aprovechan la vegetación original para establecer el cafetal, que además provee de otros productos importantes para los campesinos. Por citar un ejemplo, con el policultivo, también conocido como “jardines de café”, se conservan y se recuperan elementos del bosque mesófilo original (liquidámbar, aile, aguacatillo, laurel, fresno, mora, magnolia, etc.) en la franja templada, enriquecidos con árboles frutales (capulín, aguacates varios, guayaba, mamey, mango, pimienta, plátanos diversos, vainilla, naranja, lima, limón, níspero, mandarina, pomarrosa, cuajinicuil, chicozapote amarillo, anona silvestre, cacao silvestre, piña, chirimoya, etc.) y productores de madera y leña (cedro, cedrillo, caobilla, pino, encinos diversos, guarumbo, ficus, etc.), plantas comestibles y medicinales. Otras especies se establecen más en beneficio del cultivo del café, o del suelo donde crecen, en forma de barreras vivas, coberturas y cercos (zompantle, palo de agua, huele de noche, piña, tepejilote, siempre viva, fríjol nescafé, etc), y de excelente sombra como las diferentes especies de Ingas (jinicuiles). Ilustración 4: Dos tipos de Sombra en Cafetal. Fuente http://www.grupomesofilo.org/proyectos_tematica.phpte Se trata, en síntesis, de una actividad productiva comunitaria, pero bajo sistemas de trabajo de tipo doméstico acordes a los patrones particulares de cada región productora. En términos de volumen, Chiapas, Veracruz, Puebla y Oaxaca producen en promedio el 95% del café, donde predomina en 97% el empleo de las especies arábicas. Estos estados se caracterizan también por la alta presencia de población indígena con una participación determinante en el cultivo del grano. 5. El Café en Oaxaca Oaxaca es el 3er. productor nacional de café, siendo la actividad que genera la mayor cantidad de divisas, cuya importancia, además, se mide por el número de familias dedicadas a la actividad o en la derrama de recursos vía jornales. A nivel estatal se estima que del 100% de la superficie dedicada en Oaxaca a actividades agrícolas, 9% corresponden al cultivo de café. La expansión de la cafeticultura en el estado responde a la intervención del Inmecafé, artífice del crecimiento de la pequeña producción desde finales de los setenta hasta su disolución, creando las UEPC´s a nivel de una por comunidad. En una de las entidades más pobres del país, su derrama no estuvo exenta de importancia para las economías comunitarias. En 1989 se emite la iniciativa estatal “Ley para el Fomento y Desarrollo Integral de la Cafeticultura en el Estado de Oaxaca” y se funda la Coordinadora Estatal de Productores de Café de Oaxaca –CECPCO-. La CEPCO, junto a la Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo –UCIRI- Istmo –UCIRI- y Yenni-Navan son las 3 principales organizaciones cafetaleras que acopian, brindan asistencia técnica y comercializan el café de sus “socios” o afiliados, bajo diversos mecanismos organizativos, financieros y operativos. Actualmente su producción se sitúa en 150 municipios, distribuidos regionalmente de la siguiente manera: Tabla 3 Municipios Cafetaleros por Región. 2013 Fuente: Con datos de Coordinadora Estatal de Productores de Café del Estado de Oaxaca A.C. XIII Congreso. Septiembre 2015, 2015. Ilustración 5: Regiones productoras de café en Oaxaca. Partiendo de entender a las cifras oficiales como indicadores de tendencias más que como estimaciones cuantitativas exactas, existen diversas fuentes sobre la el número de productores cafetaleros en Oaxaca y las superficies que sus plantaciones cubren. Presentamos las correspondientes a tres fuentes: Tabla 4: Estimaciones sobre el número de cafetaleros y su cobertura territorial según Consejo Estatal del Café. Censo Cafetalero de Oaxaca, 2006, SIAP 2010 www.siap.gob.mx en Padrón Nacional Cafetalero (PNC) y Coordinadora Estatal de Productores de Café del Estado de Oaxaca A.C. XIII Congreso. Septiembre 2015, 2015. p.53. Fuente Número de Productores Año Superficie estimada (Ha.) Promedio parcela (Ha.) Consejo Estatal del Café 142,384 2006 130,721.26 0.91 Padrón Nacional Cafetalero (PNC 102,159 2010 129,835.66 1.27 CEPCO con datos de AMECAFE 2013 104,880 2013 130,371.00 1.24 Fuentes: Consejo Estatal del Café. Censo Cafetalero de Oaxaca, 2006, SIAP 2010 www.siap.gob.mx en Padrón Nacional Cafetalero (PNC) y Coordinadora Estatal de Productores de Café del Estado de Oaxaca A.C. XIII Congreso. Septiembre 2015, 2015. p.53. Los datos del cuadro anterior muestran una notable disminución de productores entre 2006 y 2013, resultado de la crisis recurrente del agro oaxaqueño, que propicia una mayor migración u la búsqueda otras alternativas económicas de obtención de ingresos, pero manteniendo las plantaciones, hecho acorde a las estrategias campesinas que privilegian la conservación de terrenos con trabajo y capital invertido, si bien tal vez con una disminución notable en su manejo, e incluso en casos la continuidad de la producción. Esto se demuestra con la una cobertura similar en cuanto a las hectáreas cubiertas con cafetales y un significativo crecimiento del tamaño de la parcela promedio, dato que puede variar por diferencias o inconsistencias en la captura y registro. Un aspecto interesante es el cada vez más alto número de mujeres con parcelas cafetaleras registradas a su nombre, producto del abandono de la actividad por los hombres debido principalmente a la migración. Para 2006 esta era la proporción de género registrada en el Censo Cafetalero: Tabla 5 Distribución de Género de Parcelas Cafetaleras 2006. Fuente: Con datos de Consejo Estatal del Café. Censo Cafetalero, 2006. El vínculo entre población indígena y café es fácilmente visible al observar la siguiente tabla sobre la distribución regional de productores y los porcentajes de población en hogares indígenas y las principales lenguas autóctonas en cada una de ellas. Además de compartir los problemas nacionales de la cafeticultura derivados de la caída de los precios, en Oaxaca, se presentan dos significativos: La caída en la producción en 40% por la presencia de la Roya Anaranjada, con índices de infestación de 35 a 75% y la baja productividad derivada del predominio de cafetales viejos y el uso de insuficientes y deficientes prácticas culturales, que generan baja productividad y cafés de mala calidad. Tabla 6 Regiones Cafetaleras y Población Indígena Región Productores Predios Superficie % Regional de Población en Hogares Indígenas 2010* Cañada 25,405 30,198 16,353 84.11 Costa 21,580 28,549 49,305 75.33 Istmo 8,733 11,733 10,634 46.30 Mixteca 4,541 8,107 5,307 46.56 Papaloapan 16,661 21,722 16,122 51.55 Sierra Norte 21,417 37,522 21,944 86.88 Sierra Sur 6,543 10,790 10,702 45.32 Fuentes: Con datos de Coordinadora Estatal de Productores de Café del Estado de Oaxaca A.C. p.55 y Grupo Mesófilo. Base de Datos 2010* A finales de los 80’s los cultivadores de café decidieron desarrollar el café orgánico, que aparte de conservar el equilibrio ecológico de los suelos, se encuentra libre de químicos y contaminantes, y el aprovechamiento de los desechos agrícolas a través del reciclaje y elaboración de composta, y que se comercializa en los mercados más exigentes de Estados Unidos, Canadá y Europa con un sobre precio ofrecidos por los distintos mercados del denominado Mercado Justo, cuyos precios se incrementan bajo certificados varios: café orgánico, café amigable con las aves, etc. En Oaxaca, fue impulsado originalmente por la Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo –UCIRI-. Actualmente su manejo es practicado por alrededor de 12 mil pequeños productores sobre unas 15 mil hectáreas, donde se cosechan cerca de 150 mil sacos de sesenta kilogramos de café verde, que han hecho de México el mayor productor mundial de la especialidad y a Oaxaca el líder nacional. Los máximos compradores de este grano están en Holanda, Suiza, Alemania y Bélgica; las ventas a Estados Unidos son comparativamente menores aunque aumentan rápidamente. El sobreprecio del café orgánico es de entre 30 y 50 dólares sobre el del convencional en bolsa , si bien las certificaciones respectivas son onerosas y, por lo general, todo o parte de su costo es cargado al productor. Con fluctuaciones que dependen de los precios de bolsa en cada ciclo, y de los contratos que las organizaciones consiguen, en términos generales puede señalarse que el café convencional no resulta rentable, sobre todo si se paga un sobreprecio al productor que está en transición pero cuyo grano no está certificado. En cambio el sobreprecio que ofrece el mercado de orgánico permite una relación costo/beneficio favorable. Viabilidad que, sin embargo no sería suficiente para compensar las pérdidas en el café convencional, si no fuera porque una parte sustantiva del café orgánico se vende en el mercado justo cuyo sobreprecio es significativamente mayor. Como sea el tipo de producción, hay un factor central en relación a los pagos que reciben los productores por su café, ya que éstos se retribuyen exclusivamente por el ingreso monetario según los precios de mercado, o los que fijen arbitrariamente los coyotes, sin considerar en el pago el valor del trabajo aportado ni los gastos en jornales o, cuando es el caso, de insumos diversos. Desde luego, los pagos pueden contribuir a resarcir esos gastos. Por tanto, hay una relación desequilibrada entre el pagador y el productor al ignorar el valor del trabajo y los gastos de manejo. Ahora bien, en relación a sí los cafetaleros indígenas son o no son empresarios, o existen empresas cafetaleras indígenas, encontramos, en el 1er. caso, que un hecho casi general, independientemente de sí el productor está afiliado o no a alguna organización comercializadora, pues como estrategia siempre aparta y cuenta con parte de su producción como una reserva estratégica para su venta a los acaparadores o comerciantes locales o regionales a fin de sufragar gastos por emergencias médicas, necesidades domésticas o rituales en su momento, independientemente de si son o no precios exageradamente castigados. Bajo este escenario, tenemos que el productor maneja los ingresos bajo patrones que de alguna manera lo convierten en un pequeño empresario del café en función del mantenimiento de su unidad doméstica. En otra óptica, al estar afiliado a alguna organización comercializadora de alcance regional o estatal, es un productor que recibe un precio, no un salario, determinado por el mercado. Esta situación de la afiliación puede aportar algunos beneficios extras como son costos por asistencia técnica o capacitación, recibir insumos –despulpadoras y otros enseres-, o bien acceso a servicios de ahorro o crédito y participar en programas diversos, como mejoras a la vivienda, por citar un caso o formar parte de los cuerpos técnicos de las organizaciones comercializadoras. Asimismo, en reducidos casos, están quienes por destacarse en labores organizativas locales y regionales o por relaciones de amistad se incorporan a las estructuras directivas de las organizaciones comercializadoras o sus servicios financieros anexos, como sucede con CEPCO y la UCIRI, convirtiéndose en miembro de esas empresas, pero quedando la pregunta de si en algún momento serán plenamente manejadas y dirigidas por indígenas. Las 3 organizaciones funcionan a través de organizaciones locales o regionales socios que constituyen comités o directivas locales o regionales compuestas en su totalidad por productores indígenas pero que siguen las normas e indicaciones de las organizaciones comercializadoras, pero con bastante autonomía en su manejo interno para la selección de sus mesas directivas, y el establecimiento de las formas de participación bajo distintas figuras: Asociaciones Civiles, Sociedades de Producción Rural Limitada, Cooperativas y toma de decisiones. Finalmente, de las 3 grandes organizaciones cafetaleras existentes es posible considerar a Yenni Navan como una empresa indígena ya que sus directivas y cuerpos técnicos provienen casi en su totalidad de las comunidades indígenas. Esta organización mantiene fuertes lazos con sectores eclesiásticos, que fungen como asesores y financiadores de Yenni Navan. Lo que sí es innegable es que desde la introducción del café a Oaxaca a la actualidad, los cafetaleros no son ya mera mano de obra casi regalada de los finqueros, pasando a ser productores “autónomos”, cuyo trabajo se orienta al mantenimiento de la economía de sus unidades domésticas, que los empuja a incorporar criterios empresariales de manera incipiente, y, en menor medida, a incorporarse como directivos de las organizaciones gremiales. Ante el insuficiente y deficiente apoyo del sector institucional a la cafeticultura, en buena medida la creación de organizaciones de cobertura amplia ha cubierto el hueco, buscando mercados convencionales y alternativos, innovando técnicas, brindado asistencia técnica, realizando diversos estudios socio-ambientales y proveyendo de servicios diversos a los cafetaleros. No obstante estos avances, en términos del número de productores que trabajan de manera libre es mayoritario: considerando a 108,480 productores registrados en el censo de 2013, sólo 6,090 eran afiliados de CEPCO, UCIRI o Yenni Navan. Tabla 7 Organizaciones Cafetaleras de Oaxaca Organización Cafetalera Año Fundación Comunidades* u Organizaciones Locales o Regionales Adscritas No. de Socios CEPCO 1989 43* 2,824 UCIRI 1982 39* 2,600 Yenni Navan-MICHIZA 1985 S/d, con presencia en las regiones de Sierra Norte, Costa, Sierra Sur, Mixteca y Papaloapan. 670 Red 5 de Diciembre AC S/d S/d con presencia en regiones de la Mixteca, Cañada y Papaloapan 2,000 (cifra aproximada) Fuentes: Con datos de http: http://www.cepco.mx/, //www.uciri.com/spanish/Nosotros.html, http://www.redindigena.net/organinteg/michiza.html y http://www.aquioaxaca.com/index.php?option=com_content&view=article&id=489:red-cafeticultores-5-de-diciembre-ac&catid=13:articulos&Itemid=69 El contexto de las políticas públicas actuales para el campo, junto a la caída de los precios, y sus constantes vaivenes, más la amenaza creciente de la roya, mal atendida por el gobierno, y la no disminución de las desigualdades sociales en la entidad, auguran un futuro lleno de incertidumbres para la población indígena del estado ligada a la producción y venta del café. Oaxaca, mayo 2016.  6. Bibliografía Libros: Bartra Verés Armando, Rosario Cobo y Lorena Paz Paredes. La Hora del Café. Dos siglos a muchas voces. SEMARNAT-CONABIO-Gobierno de Chiapas-INAH-Conaculta-Circo Maya. México 2011. Bartra V. Armando. Virtudes económicas, sociales y ambientales del café certificado. El caso de la Coordinadora Estatal de Productores de Café de Oaxaca. Instituto Maya, México 2002. CEPCO. XIII Congreso, Oaxaca, Coordinadora Estatal de Productores de Oaxaca. Oaxaca, septiembre. Oaxaca, México 2015. Fuentes digitales: AMECAFE Plan Integral de Promoción del Café de México (pdf). Oaxaca. Febrero 2012. Consulta diciembre 2015. 63p. En http://amecafe.org.mx/backup/pcm2012.pdf Aranda Josefina. El sistema campesino-indígena de producción de café. (pdf). Grupo Mesófilo A.C. Sección Materiales/Artículos. pp. 3-8. En http://www.grupomesofilo.org/pdf/articulos/cafeJornada.pdf Coordinadora Estatal de Productores de Oaxaca. Sección Lista de Organizaciones Socias de la CEPCO. Oaxaca 2014. Consulta agosto 2014. Disponible en http://www.cepco.mx/ Chávez Héctor. En picada, producción y precio del café. El Financiero, sección economía, en http://www.elfinanciero.com.mx/economia/en-picada-produccion-y-precio-del-cafe.html De los Santos Janette y Mario Bolaños. Sombra, aves y café en el Rincón de Ixtlán. (pdf). Grupo Mesófilo A.C. Sección Materiales/Artículos. pp 17-22. En http://www.grupomesofilo.org/pdf/articulos/cafeJornada.pdf González R. Álvaro. Café orgánico de sombra: una experiencia en el Rincón de Ixtlán, Oaxaca (pdf). Grupo Mesófilo A.C. Sección Materiales/Artículos. pp 9-16. En http://www.grupomesofilo.org/pdf/articulos/cafeJornada.pdf International Coffee Organization. Historical Data on the Global Coffee Trade. En http://www.ico.org/new_historical.asp?section=Statistics Red de Información Indígena de Oaxaca, (en línea). Red de Información Indígena de Oaxaca. s/i. Consulta noviembre 2015. Disponible en http://www.redindigena.net/organinteg/michiza.html Centro de Estudios de las Finanzas Públicas. ”El Mercado Mundial de Café” (pdf). H. Cámara de Diputados El Mercado del Café en México. México 2001. pp 5-11. Disponible en http://www.cefp.gob.mx/intr/edocumentos/pdf/cefp/cefp0542001.pdf México. Campo Abierto. “Café Istmo, Sierra Mixe y Zona Costa de Oaxaca”. Sección Biodiversidad y denominación de origen. p.1. Disponible en http://www.mexicocampoadentro.org/cafe_istmo.php Plata Juan Carlos. “México, principal productor mundial de esta especialidad. Universidad Veracruzana Revista el Universo. “El café orgánico, con demanda internacional y un mejor precio. Sección Ser Académico. Año 5 • No. 197 • octubre 17 de 2005. Xalapa • Veracruz • México 2005 sin ISSSN, en https://www.uv.mx/universo/197/ser/ser03.htm p1. Woolrich, Diego. Historia del Café en Oaxaca. Oaxaca la Reserva Espiritual de México. Sección Inicio. Septiembre 2006. p.1. 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